12.17.2017

Farándula

Los Beaufort no eran un matrimonio típico del París de 1904. Olivier y Giselle llevaban casados desde hace tres años, ambos eran jóvenes con grandes inquietudes y adelantados a su tiempo. Por un lado estaba Giselle, una mujer de veintiocho años que se negaba a acatar la posición que le había asignado la sociedad, y junto a ella su marido Olivier, de también veintiocho años, hijo de una familia acomodada y dedicado por completo a su arte: el teatro.